And I lost in the morning mist
of an age at a riverside keep
wandering in the mystic rhythm
of jungle drums and the concerto.
of an age at a riverside keep
wandering in the mystic rhythm
of jungle drums and the concerto.
Gabriel
Okara, Piano and drums
El Arquitecto calla, piensa. Planea
juntar las puntas de la media noche
para hacer de nuevo el puente
entre tu voz y tu verdad primera.
...el
inicio es torpe. Borro y escribo:
Thelonius
Monk ató puntas de la media noche
para tender la melodía que funciona
como puente de tu voz
al grito primigenio.
para tender la melodía que funciona
como puente de tu voz
al grito primigenio.
Acaso
ha mejorado. Sigo escribiendo pero entonces apareces. Entras al cuarto
y a pesar de que te veo de frente, prefiero la otra imagen que hay en el
espejo, la variación del vidrio boquiabierto junto a ti.
...me
detiene boquiabierto: evidente efectismo. Pongo de nuevo esa
canción del Arquitecto y dejo que te vayas. Continúo:
Thelonius
Monk ha atado los extremos de la media noche
para iniciar la variación de los andamios
que se alargan de tu hablar
a tu gemir de orgasmo al primitivo
tiempo de los otros los pre-humanos
que se aman contemplando el fuego
para iniciar la variación de los andamios
que se alargan de tu hablar
a tu gemir de orgasmo al primitivo
tiempo de los otros los pre-humanos
que se aman contemplando el fuego
Thelonius
Monk armó la media noche circular
y entonces la ternura más rudimentaria
se apropió de ti te convirtió en la imagen
del primer amor que es casi el eufemismo
de quedar en celo es casi ronda casi
día siguiente
y entonces la ternura más rudimentaria
se apropió de ti te convirtió en la imagen
del primer amor que es casi el eufemismo
de quedar en celo es casi ronda casi
día siguiente
...la
canción termina pero alguna variación es todavía posible. Callo. Imagino al
arquitecto componiendo partituras que sirven nada más para salir o para entrar
en ellas. Pongo play:
pensaba
unir las puntas de la media noche
y la ternura más homínida posible
el más elemental amor te vio las manos
y pensó en dejarlas en la piedra para siempre
en invocarte como a la cacería y te volvió rupestre
y te dejó en la cueva del amor original
del eufemismo de quedar en celo
de ser Thelonius Monk haciendo los andamios
que se alargan de tu voz a los aullidos de tu risa
hacia el temblor de orgasmo
y vas del piano al tambor y vas también
en dirección contraria
unir las puntas de la media noche
y la ternura más homínida posible
el más elemental amor te vio las manos
y pensó en dejarlas en la piedra para siempre
en invocarte como a la cacería y te volvió rupestre
y te dejó en la cueva del amor original
del eufemismo de quedar en celo
de ser Thelonius Monk haciendo los andamios
que se alargan de tu voz a los aullidos de tu risa
hacia el temblor de orgasmo
y vas del piano al tambor y vas también
en dirección contraria
Caigo en cuenta
de que el puente es una forma de la eternidad
que el Arquitecto escribe los reflejos de tu rostro
cuando entras por la puerta tu precisa variación
tus puntos tus momentos de llegada
o de partida.
Nota prescindible: para este poema, desde su
primera escritura, he insistido en que se escriba “media noche”, en vez de “medianoche”,
por ser la primera una insinuación de espacio con muchas mas posibilidades plásticas
que el ya automático “medianoche”. Esa es la manera en que ha aparecido en diversos espacios impresos y de
internet, y es la que debe prevalecer.
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