Wednesday, February 16, 2011

Abrazo para Pedro Lastra




Eludiendo lo que se espera de una columna mensual, el presente testimonio busca dar noticia de la presencia y generosidad de un poeta mayor. Sin embargo, reservando eso para otro momento, no hace la crónica de una amistad, no cuenta anécdotas, y se decide a empezar por la poesía.
Pero digo, escuetamente, algo: el día que lo conocí, Pedro Lastra leyó un poema que terminó por afectarme hasta causar una respuesta mía, por supuesto muy inferior. Lleno de temor y de cariño pongo aquí su texto y el mío. Lo hago porque quiero hacer explícito homenaje y agradecimiento por todo lo aprendido, dentro y fuera del vocablo.
Contento, doy este texto como se da un abrazo y, por el momento, me conformo con eso. Más tarde vendrá la narración de algunas horas.
Cincinnati, OH. Febrero y 2011


Ya hablaremos de nuestra juventud



Pedro Lastra

Ya hablaremosde nuestra juventud,ya hablaremos después, muertos o vivoscon tanto tiempo encima,con años fantasmales que no fueron los nuestrosy días que vinieron del mar y regresarona su profunda permanencia.
Ya hablaremos de nuestra juventud
casi olvidándola,
confundiendo las noches y sus nombres,
lo que nos fue quitado, la presencia
de una turbia batalla con los sueños.

Hablaremos sentados en los parques
como veinte años antes, como treinta años antes,
indignados del mundo,
                                                       sin recordar palabra, quiénes fuimos,
                                                       dónde creció el amor,
                                                       en qué vagas ciudades habitamos.



Para brindar ahora

 
                           Homenaje a Pedro Lastra.
                          Para Raúl Diego y Denis Pech.


Después diremos que hemos sido jóvenes,
que salimos en aviones a buscar palabras
y muchachas nuevas.
                                                Que nos sentamos
la belleza en las rodillas, la encontramos amarga
y la injuriamos.

Después diremos que hemos sido mercenarios
de calles largas y licorerías.

Diremos que hemos despertado alegres.

Que una mañana desnudamos la poesía
y allí, frente a su cuerpo irregular y enorme
difícil de preñar
hemos tenido el miedo y el deseo
de que todo
termine.

Diremos
que nos hemos conformado
con hacer literatura:
                         
                                 quisimos armar piedras
                                 quisimos fundar tigres
                                 quisimos construir un templo de ceniza
                                 y alimentar su hoguera.
                      
Después diremos
que dejamos el lenguaje, que no nos hizo falta           
y partiremos, viejos y cansados
callándonos que todo
es una gran mentira.

Cincinnati, Ohio. Diciembre y 2008.





"Los disfraces del fuego" tiene segunda edición, ahora en Ecuador

  Queridos amigos, me alegra mucho decirles que mi libro “Los disfraces del fuego”, que fue publicado en México hace uños años y ahora está ...