Saturday, December 05, 2015

Lectura en la universidad de Pittsburgh


Ayer, 4 de diciembre, estuve en la Universidad de Pittsburgh leyendo poemas de "Los disfraces del fuego". Igualmente mi querido amigo Agustín Abreu leyó poemas de diversos momentos de su obra. Es curioso que, a pesar de que nuestra amistad empezó en Yucatán, y de que hemos colaborado juntos en varias cosas, ha sido ésta la primera vez que leemos juntos poesía.

La lectura fue en el precioso edificio llamado "Catedral del aprendizaje".

Todo fue gracias a la invitación de Francisco Laguna Correa. Ha sido una lectura llena de amigos y gente participativa. Una maravilla.



















Sunday, November 29, 2015

Los disfraces del fuego en el Encuentro Literario del Sureste


Ayer, estando yo en Cincinnati, se realizó una presentación de "Los disfraces del fuego" en la ciudad de Mérida, en el marco del Encuentro Literario del Sureste, que ayer mismo concluyó, con mucho éxito. 


La presentación que consistió en un conversatorio entre los jóvenes poetas Irma Torregrosa y Rodrigo Quijano, en el cual hablaron -tengo entendido- acerca de sus experiencias en la lectura mi libro. Me pone muy contento que esto haya sido posible y lo agradezco infinitamente. Su generosidad ha sido enorme.

No quieriendo estar completamente fuera del evento, envié un mensaje para ser leído al público asistente, que reproduzco a continuación.





Queridos amigos,


Ahora mismo, cuando escribo este mensaje para ustedes, el día de acción de gracias acaba de terminar en Cincinnati. Y también ahora mismo, que ustedes escuchan este mensaje, es un sábado en la noche en la ciudad que amo, mi ciudad blanca.  La escritura ha logrado unir esos dos instantes y logrará que en la página siempre sean simultáneos: hemos vencido al tiempo.

Del mismo modo, la voz que ahora lee mis palabras no es la mía, pero es mi voz de todos modos la que habla. Estoy con ustedes: hemos vencido al espacio. 

Estando entonces aquí y ahora, quiero agradecerles a todos, Irma, Rodrigo, amigos y público, por estar reunidos para hablar de este libro en que se juntan mis intuiciones acerca del silencio, la vida y la muerte como una especie de continuidad en la que, ahora mismo, nos toca vivir los disfraces del fuego: las repeticiones, las simetrías, las variaciones del mismo tema.  Éste es un libro en el que se han juntado mis pocas certezas acerca de la existencia. Son, por supuesto, certezas que a pesar de poder tomar el tono de certezas filosóficas, no son sino sencillas certezas poéticas, creencias que su propio ritmo —yo escribo con las orejas— me ha dictado.


Lo que entrego es eso: un conjunto de poemas que van del silencio hacia la vida, para pasar por ella hacia la muerte, que es el umbral para volver hacia el silencio mismo. No es la muerte una interrupción de la vida, sino la vida una interrupción de la eternidad en la que estábamos, de la cual venimos y a la que iremos. No somos seres mortales teniendo experiencias con la trascendencia, sino seres trascendentes teniendo una experiencia física. Este libro se compone de esa sola certeza y su persecución en la belleza, en los cuerpos, en la obsesión y el amor, en los disfraces del fuego. 

No quiero ni debo hablarles demasiado. Este mensaje es solamente para agradecer su presencia y ya lo he hecho. Quiero solamente, antes de dejar hablar a los presentadores, mandarles un abrazo, muy grande, desde aquí. 



Manuel Iris
Cincinnati, Ohio. Noviembre de 2015.





Sunday, November 08, 2015

Presentaciones en la Feria internacional del libro Chiapas-Centroamérica 2015



Hace poco estuve en Tuxla Gutiérrez, Chiapas, en el sur de México, para presentar "Los disfraces del fuego". Igualmente pude hablar de "Ciervos", nuevo libro del poeta chiapaneco Fernando Trejo y de la novela "Indio Borrado", de Felipe Lomelí.

Agradezco mucho a la Universidad Autónoma de Chiapas por la invitación y dejo aquí algunas fotos de los eventos.













Presentando "Ciervos",de Fernando Trejo



Presentando "Indio borrado" de Felipe Lomelí 





Saturday, October 24, 2015

Lectura de poemas en Holland, Michigan / Poetry reading in Holland, Michigan



Ayer, 23 de octubre, estuve leyendo poemas en el edificio del Holland Area Arts Council, en Holland, Michigan, una ciudad preciosa y llena de arte. Agradezco mucho al artista visual Roli Mancera por la invitación.

Yesterday, October 23rd, 2015, I had a poetry reading at the Holland Area Arts Council in Holland, Michigan. This is a beautiful, artistic city. I have to thank the mexican artist Roli Mancera for the invitation.














Tuesday, August 18, 2015

Entrevista en La Gualdra, suplemento cultural de La Jornada, en Zacatecas



  Ésta es la portada de "La gualdra", suplemento cultural del periódico La Jornada en Zacatecas que ayer, 17 de agosto del 2015,  publicó una entrevista conmigo acerca de poesía, vida y la reciente publicación de "Los disfraces del fuego".  La entrevista fue hecha por Janea Estrada, durante la parada en Zacatecas en el marco de gira de presentaciones del libro en todo el país. 

Haga clic en la imagen para acceder al PDF del suplemento entero.






Saturday, August 08, 2015

Tríptico de vislumbres






I

La poesía como asunto íntimo


Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos…

Gilberto Owen



Solamente desnudándose puede uno entrar al poema. La lectura de poesía es—no hay otra opción— el  encuentro entre dos honestidades. Cada lector y cada poema se entrecruzan, siempre, en la intimidad: en ella habitan y se habitan.
La lectura de poesía es una experiencia intransferible, esencialmente subjetiva, que define al poema tanto como al lector. Por eso creo necesario romper una lanza en defensa de la lectura desnuda.
Lectura desnuda es la que se hace desde la honestidad, ambos pies puestos en lo que se quiere y lo que se necesita, en lo que se dice y lo que se confiesa, en lo que se calla y lo que se oculta. Lectura desnuda es llegar desde y hasta el poema dejando de lado (durante la lectura) el nombre de la editorial, los premios del poeta, el prestigio y su fama. Lectura desnuda es encontrarse con el libro o el poema con entera humildad, con curiosidad auténtica y pedir lo mismo del poema que leemos, porque un lector desnudo pide desnudez, y un poema desnudo no acepta otra cosa. Uno se acerca al poema enteramente vulnerable y pidiéndole lo mismo, como en el acto amoroso. Es concentrarse en el poema y ya.
Para quien lee desnudamente, el poeta debe ser valorado después de la lectura de sus libros y no después de la recitación de sus premios. La carta de presentación del poeta son sus poemas, no su ficha biográfica. El lector que busca desnudez lee poema por poema, no autor por autor.
Por eso vale la pena decirle al lector que tiene derecho a estar en desacuerdo con lo que diga cualquier academia o editorial, si ha leído verdaderamente y siente que su sensibilidad le pide otra cosa: puede tener una necesidad distinta, y siempre hay un poeta, un poema, que puede ser el suyo, y puede perfectamente ser un poeta del siglo de oro, de otra lengua, un poeta local de su estado, un desconocido. Puede, igualmente, ser el poeta del que todos hablan, el poeta premiado. Lo importante es que ese acercamiento se realice desde la honestidad.
Igual vale la pena decirle al poeta que debe seguirse a sí mismo y no dejarse guiar por  lo que dicen los premios y las becas, las notas de prensa, las listas de mejores, los comentarios de pasillo: también puede tener una necesidad distinta y, de no seguirla, nunca encontrará su voz.
Por supuesto, hay que leer a nuestros contemporáneos y que poner atención a la opinión de aquellos que se dedican a leer, pero ninguno de sus juicios debe dictar el propio: hay que defender la propia emotividad, pero también —para que sea saludable, crezca y se afine— hay que alimentarla de lo distinto.
La lectura desnuda deja claro que es mentira que exista el mejor poeta de una generación, país, época o lo que sea. No existe el mejor poeta porque los poetas no pueden ser comparados objetivamente. Existe, eso sí, el poeta con el cual  me comunico. El poeta que nos dice cosas, el que parece no solamente estar hablando de uno, sino desde uno. Existe el poema que, en un momento determinado, nos corresponde. Y somos libres de buscarlo donde queramos o la intuición nos dicte. La única condición que pone la poesía es una entrega total.
No hay salida: la experiencia poética será desnuda, o no será.


II

Poesía y realidad


Aunque lo hace, el poema no busca reflejar ni expresar lo que sucede en el mundo. Su impulso es otro: responder. La poesía, el poema concretamente, es una respuesta a la sociedad de su época y es por tanto una toma de postura, una reacción a la sensibilidad que le es contemporánea. No espejo sino proyector de video sobre las conocidas calles cotidianas, es el poema.
Por supuesto, al escuchar una respuesta se puede inferir la pregunta que la ha generado.  De ese modo indirecto es que la poesía puede funcionar como termómetro de la realidad, pero lo suyo es encarnar una contestación aunque ésta, ella misma, no sea una salida sino un estado de la conciencia o del espíritu, un adentrarse. Contrario a lo que se ha dicho, hoy la poesía no se enfrenta a la incertidumbre sino que la explora y propone maneras de abordarla, de hacerla discurso, de decirla con un rostro propio. El poeta es un formulador, un humano perdido igual que los otros aunque con la capacidad de articular no sus certezas individuales, sino las dudas de todos sus hermanos: no es el guía de la tribu sino el vocero de la común orfandad.
El poema no es únicamente una cadena de palabras, emoción, idea que explota,  una estridencia que busca ser escuchada. La respuesta poética es una posibilidad del ánimo, una manera otra de habitar la realidad. Frente al ruido y lo inmediato, por ejemplo, la poesía actual propone (o cuando menos alguna poesía actual que me interesa) lentitud y calma, remanso, recogimiento. Perdida ya la fe —si se ha perdido— la poesía es un diálogo con la trascendencia, un re-ligamiento con el cosmos. En la era de la información automática, de las transmisiones en vivo de todo suceso a toda hora, la lectura de poesía es un espacio para la calma, para la lentitud. 
La poesía, toda, señala al mismo tiempo lo que tenemos de individual y de tribu. Vernos así, hermanados en lo íntimo, nos hace frenar el ritmo de lo personalizable, la rapidez, la individualidad separadora. La poesía descubre nuestro rostro verdadero tras la máscara de lo inmediato. Incluso los poemas más explosivos buscan eternizar un instante para verlo suceder eternamente en la lectura con el ritmo que les corresponde.
Un poema se lee siempre por primera vez, está siempre recomenzando. Las palabras del poema nacen de y van hacia el silencio, que no es su anulación sino la tierra en que se siembran y en que surge su significado.
Precisamente ahora, en estos tiempos de inmediatez, de comunicación acelerada, la poesía nos entrega la posibilidad de vernos uno al otro y a nosotros mismos: nos re-une. Tal es su función frente a la realidad.



III

Poesía y trascendencia
(Silencio, transparencia, lentitud)


El poema es una forma del silencio. Incluso hablando de ruido, de la violencia o lo sórdido, lo propicia y lo crea. La poesía es un modo de la contemplación y es también (como la contemplación) una manera de acceder al interior de las cosas y de uno mismo cuando las observa: salir de sí entrando en sí, eso es la lectura del poema.
Detenerse,  decantarse, recibir: el poeta es un creador de lentitudes, un propiciador de la pausa. Su trabajo es mostrar lo que hay detrás de las cosas cuando la realidad se asienta. Su oficio es aprender a desaparecer, transparentarse: aclarar su caja de resonancia para que en ella vibre el misterio.   
           Acercarse al poema no deja más remedio que empezar a explorar los oratorios interiores, las galerías del polvo, los sepulcros íntimos. La voz se vuelve un puente entre la carne y la luz. Por eso es necesaria, frente a la realidad, la lentitud del poema: hace falta vertebrar el silencio, articular la calma.
            Nacida del ahora y sus preocupaciones, la poesía vence al tiempo. No es presente, pasada ni futura: es permanencia. Todo poema ya existía y necesita ser inventado. Todo poeta y todo lector buscan la revelación verbal de un tiempo anterior y posterior al suyo.
            Sea cual sea su soporte o su tema, contemporánea o no, la poesía es necesaria por los dones que la acercan a la oración o al rezo: silencio, transparencia, lentitud. Palabra por palabra, el poeta y el lector abren la puerta de su carne para entrar a un sitio que, tal vez, han habitado antes.
            El silencio del poema es el eco de un silencio anterior al que buscamos regresar. Su lentitud es el pulso de otra vida. Su transparencia nos permite vernos.


Friday, June 26, 2015

Los disfraces del fuego en México, gira de presentaciones




Por aquello de que los quiero saludar a todos, queridos amigos, dejo de nuevo aquí la lista entera de presentaciones mexicanas de Los disfraces del fuego. Va con un abrazo muy grande.


                                                                                                   




Junio:


Martes 23 - Tijuana
Sala de lectura del Centro Cultural Tijuana (CECUT)
18:00 hrs
Presenta: Jorge Ortega


Jueves 25 - Monterrey
Casa Universitaria del Libro
(Padre Mier y Vallarta, Centro)
19:00 hrs.
Presenta: Rodrigo Guajardo




Viernes 26 - San Pedro Garza García
Ágora - Punto Central
(Av. de la Industria #400)
Recital poético
20:00 hrs


Lunes 29 - Zacatecas
Librería Andre-a
(Callejón Gómez Farias # 113)
19:00 hrs
Presenta: Verónica G. Arredondo




Julio:


Miércoles 1 - Tuxtla Gutiérrez
Museo del Café
19:00 hrs
Presentan: Fernando Trejo y Balam Rodrigo


Jueves 2 - Puebla
Galería de Arte del IMACP
19:00 hrs
Presenta: Víctor García Vázquez


Sábado 4 - D.F.
Casa Refugio Citlaltépetl
(Citlatépetl 25, Hipódromo Condesa)
18:00 hrs
Presentan: Eva Castañeda y María Baranda


Lunes 6 - Mérida
Auditorio de la Facultad de Ciencias Antropológicas UADY
12:00 hrs
Presentan: Fernando de la Cruz, Rodrigo Quijano y Alejandro Loeza
Modera: Silvia Cristina Leirana Alcocer


Viernes 10 - Mérida
Biblioteca Manuel Cepeda Peraza
20:00 hrs
Presentan: Ileana Garmay José Castillo Baeza
Música de Arvo Pärt a cargo de Alejandro Iris (piano)


Martes 14- Campeche
Auditorio Hernán Loria
Presentan: Sofía Clevit y Manuel Iris
Música de Arvo Pärt a cargo de Alejandro Iris (piano)

Wednesday, March 25, 2015

«Una niña sin brazos»: Un poema de Gastón Baquero leído como acto de resistencia en el exilio


Tomado de la Revista Líneas 





La literatura cubana tiene en Gastón Baquero y en Alejo Carpentier a dos de sus grandes melómanos. Ambos hombres fueron exquisitos escuchas de música de concierto y grandes apreciadores del proceso cultural que dio origen a las identidades latinoamericanas. Ambos, igualmente, acusan influencia musical en su obra. Lamentablemente, la obra de Baquero ha sido poco estudiada en su relación con la música. Tratando de hacer un poco menos enorme este vacío, el presente trabajo busca precisamente hablar de un ángulo particular que poca gente pudiera pensar como un rasgo propiamente baqueriano: su cercanía con la tradición de la música popular cubana, en particular con el bolero, en un poema titulado «Magnolias para Betina».

No es poca cosa, ni es inocente, que Baquero elija un bolero para ejercer una fina intertextualidad, por otro lado bastante evidente. Sabedor de la música de su tierra, y orgulloso de su identidad caribeña y latinoamericana, el poeta sabe o siente lo que ya diversos estudiosos han dicho del bolero, como summum de nuestra identidad:

"El bolero, en tanto resultado histórico, se construye a partir de influencias variadas que provienen de España, con el aporte de la guitarra, el cajón de madera, la zarzuela, también las entonaciones, giros e inflexiones del cante jondo, la música flamenca y gitana en general. Los países de Europa, particularmente Francia y Austria, aportan la influencia de violines y piano, también se hace sentir la influencia del canto lírico italiano, la melodía de la romanza francesa, la canción napolitana y los aires ingleses de la country dance. El aporte de África y de comunidades autóctonas del Caribe, se expresa con variados instrumentos de percusión, con cantos y danzas festivas y lúdicas que tienen vinculación con la rogativa religiosa para mantener la memoria histórica de sus lugares de origen".1

Precisamente lo último que se dice es lo que yo propongo que hace Baquero: mantener la memoria histórica de los lugares de origen, en su caso Cuba, ya que el bolero es, en realidad, una invención propiamente cubana, habanera:

"El bolero nace y se difumina desde La Habana de fines del diecinueve y principios del veinte ciudad que empieza a adquirir los rasgos de la multiculturalidad y el cosmopolitismo, a la vez que a caracterizarse por una promiscuidad creciente no sólo en el roce de las distintas clases sociales, sino también en el roce de los discursos. […]
Su origen se remonta a 1885, año en que Pepe Sánchez compusiera su «Tristezas», inaugurando el género con su acompañamiento clásico de guitarras y percusión (Terán-Solano, 2000). Pepe Sánchez era sastre, como muchos cantautores populares de ‘la trova’ que junto con cantar a sus amadas ejercían ese oficio u otros como la albañilería o la venta de tabaco.
[…]
Aparecen en la época otros géneros musicales como el tango, el fado, el jazz y el blues, que se mezclarán también con las melodías bolerísticas. El bolero comienza a expandirse durante la década de los locos años veinte, extendiéndose como una red desde el Caribe a todo lo largo del siglo xx y por todo lo ancho de América Latina".2

Yo creo que «Magnolias para Betina” es un poema que busca establecer una línea directa que va de su poesía y persona, ahora radicadas en Madrid, a su origen e identidad cubanas. Todo poema (esta es una idea baqueriana) proviene de la música. Este poema que ahora estudio proviene de eso y de Cuba, como el mismo poeta. El texto es muy breve y me parece pertinente citarlo en su totalidad, para luego ir explicando sus conexiones con el bolero:
Magnolias para Betina

El árbol de magnolia parece un hombre mudo.
Está vuelto hacia sí, metido en su hondo adentro,
y ni aún la luz más pura consigue que sonría.

La madera del barco de Caronte es negra y silenciosa
madera de magnolio: solo al ser luna estremécese y vibra
el árbol para el cual no existen las estrellas.

Cuando una niña llamada Betina, niña sin brazos, tristísima Betina,
eleva hacia el magnolio sus ojos pavoridos, sale de entre lo negro
como una estrella espesa, como una mascarilla de alguna extinta rosa
la magnolia lunar; cae la magnolia
sobre el rostro impasible de Betina, borra su llanto,
y regresa hacia su soledad y su silencio el árbol del magnolio.

Publicado en 1966 –esto, es apenas unos años después de la salida del poeta de Cuba–, este poema es parte del libro titulado Memorial de un testigo. La anécdota es sencilla: un silencioso y triste árbol de magnolio observa la tristeza de una niña sin brazos llamada Betina, que llora parada bajo su sombra. El árbol, conmovido, deja caer una magnolia sobre el rostro de la niña, y esa flor seca su llanto. Acto seguido, el árbol regresa a su anterior silencio y soledad.

Creo que cualquier conocedor del bolero cubano ha de pensar, leyendo el poema de Baquero, directamente en uno de los boleros más famosos de la isla, titulado «¿Y tú qué has hecho?», escrito en los veintes (unas biografías dicen que fue en 1921 y otras que en 1924) por el compositor igualmente cubano Eusebio Delfín. La similitud de la anécdota de la canción y con la del poema es innegable. Cito la canción:

En el tronco de un árbol una niña
grabó su nombre, henchida de placer.
Y el árbol, conmovido allá en su seno
a la niña una flor dejó caer.

Yo soy el árbol, conmovido y triste.
Tú eres la niña que mi tronco hirió.

Yo guardo siempre tu querido nombre.
¿Y tú, que has hecho de mi pobre flor?

El árbol triste, la niña, la flor que el árbol le deja caer. Los elementos de la anécdota son exactamente los mismos. Las diferencias son igualmente importantes: la niña de la canción no es triste sino alegre, grabando su nombre en el árbol, hiriéndolo. Por su parte el árbol, tan callado en el poema, en la canción toma la voz para preguntar a la niña qué ha hecho con su flor. Baquero, pues, no ha copiado la anécdota sino sus elementos constitutivos para hacer un poema silencioso, una escena muda, de lo que fue canción. Incluso el acto de escritura de la niña queda completamente cancelado cuando Baquero la describe no solamente triste, sino sin brazos.

Pero hay un detalle en que me parece todavía más evidente que estos dos textos conversan, o bien, que Baquero ha hecho la continuación o contestación de la letra de Eusebio Delfín. La clave, creo, es el nombre de la niña, que en la canción el árbol declara guardar por siempre, y que la niña misma le ha escrito en el tronco. Es un nombre mencionado pero sin pronunciarse. El poema de Baquero, respondiendo, pronuncia el nombre de la niña consolada con la flor: Betina. Ese nombre ha llenado el vacío, develando el misterio plantado por la canción que nunca revela el nombre de la niña, conservado por el árbol. El poema, visto así, no solamente se basa en la canción sino que la completa, quedando enlazados estos dos textos no solamente por su contigüidad sino por su estructura. Por supuesto, este enlace es el enlace de la altísima cultura musical y literaria de Baquero con una parte evidentemente cubana de su identidad. Este acto de intertextualidad, creo, aunque discreto, es una toma de postura en el exilio. Baquero establece que parte de su poesía viene de allí, de ese bolero. «Magnolias para Betina» es, como lo leo, una declaración de identidad cubana, hecha en el estilo siempre discreto y fino de Baquero.

Igualmente creo que es posible establecer una lectura alegórica en la que el árbol, que en la canción representa el amor o el amante que recuerda y se entrega, en el poema de Baquero puede ser la patria misma o la memoria. Tristes y calladas, sombrías y sabias, la patria y la memoria consuelan a los impotentes, los sin brazos, los inocentes que buscan acercarse al árbol que les deja una flor, un recuerdo, una muestra de afecto, y los consuela. Gastón Baquero (como cualquier exiliado) es la niña impotente, sin brazos, acudiendo al árbol de la patria recordada, siempre lleno de consoladoras flores. Dicho en pocas palabras el árbol, venido del bolero, puede ser una representación de Cuba, y la niña una del exilio.

Sin embargo, los lectores de Baquero podrían preguntarse por qué, a diferencia de otros momentos de su obra, el poeta no ha dejado clara, escrita, la relación de este poema con la música. Creo que hay dos motivos fundamentales para esta omisión. El primero es que casi siempre Baquero señala obras de musicales de tipo sinfónico, sin letra, para escuchar mientras se lee el poema, como para crear una atmosfera, para complementarlo, y en este caso la relación no es propiamente con el bolero como género musical sino como género lírico cubano: se ha interesado en la letra. El segundo motivo, que creo el más importante, es la poca recurrencia de Baquero a la obviedad. Me parece que la similitud de estos dos textos salta a la vista y que Baquero ha dejado esa relación, ya de por sí clara, para aquellos que pudieran verla. Casi me parece que ha reservado esa interpretación de poema para otros cubanos o conocedores del bolero. Tal elección de su lector implícito me parece igual una toma de postura encaminada a crear y señalar una identidad todavía propia en el exilio o la diáspora. Es un modo de resistencia y de afirmación de una identidad y una comunidad. Como siempre en Baquero un poema elegante y bello es todo, menos inocente.


Bibliographie

Arzubriaga Podestá, Juan, «Apuntes sobre el bolero. Desde la esclavitud africana hasta la globalización», Revista de Ciencias Sociales, nº 19, segundo semestre 2007, p. 95-117.

Baeza Carvallo, Ana María, «“Sabor a mí”. Aura, bolero e identidad en América Latina», Voz y escritura. Revista de estudios literarios, nº 17, enero-diciembre 2008, p. 37-48.

Baquero, Gastón, Poesía completa, Madrid: Verbum, 1998, 395 p. ISBN 84-7962-121-4

García, Iván, «Eusebio Delfín, el aristócrata cubano que hacía canciones», Desde la habana, [En línea], 6/10/2010, disponible en: ˂http://www.desdelahabana.net/eusebio-delfin-el-aristocrata-cubano-que-hacia-canciones>, consultado el 8/08/2014.

Ortega, Josefina, «Eusebio Delfín». Revista literaria La Jiribilla, [En línea], 2010, disponible en ˂http://www.lajiribilla.co.cu/2010/n487_09/memoria.html>, consultado el 8/08/2014.


Notes

1  Juan Arzubriaga Podestá, «Apuntes sobre el bolero. Desde la esclavitud africana hasta la globalización», Revista de Ciencias Sociales, nº 19, segundo semestre 2007, p. 95.

2  Ana María Baeza Carvallo, «“Sabor a mí”. Aura, bolero e identidad en América Latina», Voz y escritura. Revista de estudios literarios, nº 17, enero-diciembre 2008, p. 38-39.



Saturday, March 21, 2015

Los disfraces del fuego, en la radio

El programa de radio chiapaneca "Ex Libris"  (frecuencia XHTGU 93.9), conducido por la poeta Matza Maranto Zepeda le ha dedicado una cápsula a "Los disfraces del fuego". 





 El audio está disponible a continuación:
 

Monday, February 16, 2015

Los disfraces del fuego, de Manuel Iris




Gracias a la decisión de un jurado conformado por Jorge Esquinca, Luis Armenta Malpica y Carmen Villoro, Los disfraces del fuego mereció el Premio Regional de Poesía Rudolfo Figueroa 2014, dado por el estado de Chiapas.

Salido bajo el sello de Ediciones Atrasalante, el libro va a estar a la venta en las librerías  Educal, Ghandi, Fondo de Cultura Económica y Librerías El Sótano. 

Igualmente, se puede conseguir en este link

 La preciosa ilustración de portada fue hecha por la poeta e ilustradora regia Natalia Luna.




Wednesday, February 11, 2015

Poemas de Manuel Iris en Literal Magazine


Dos poemas que forman parte de "Los disfraces del fuego", libro por salir de imprenta, han salido publicados en Literal Magazine.

Haga click en la imagen para ir a los poemas:



"Los disfraces del fuego" tiene segunda edición, ahora en Ecuador

  Queridos amigos, me alegra mucho decirles que mi libro “Los disfraces del fuego”, que fue publicado en México hace uños años y ahora está ...