Thursday, May 31, 2012

Abril y mariposa

Tomado de Revista Traspatio





Divertimento para @Ladyprovolone


(Léase a la luz del Arabesco No 1, de Claude Debussy)




Hoy conocí, lejana


y de callada permanencia





una palabra

en la muñeca de una amiga



y conocí, amiga toda

de su propio asombro





una muñeca

con palabra de lejana.



Las veo en silencio: a veces

                             la palabra

                             la muñeca

                             la lejana

                             voluntad del juego

                             se les vuelve luz

                             —azúcar,

                             mariposa—

                            y todo les recuerda

                             una canción tranquila.



Maravillado

voy quedando lejos:



                             Niño sombrío,

                             triste de adentro,

                             yo no sé jugar

                             con la palabra

                             —tan alada

                             tan muñeca

                            tan lejana

                            mariposa—

                            de mi amiga.



















Monday, May 14, 2012

La poesía es soledad compartida



 Entrevista con Manuel Iris

Tomada de Diario de Yucatan


“Mi vida es testimonio de que la poesía, la lectura de poesía, hace que la vida valga un poco más la pena. Agradezco, por ello, a quienes la han escrito, por hacerme sentir acompañado entre los hombres. La poesía es siempre eso: soledad compartida”, afirma Manuel Iris (Mérida, 1983).


Ayer, el poeta yucateco recibió el reconocimiento de la Universidad de Cincinnati, Estados Unidos, al estudiante internacional destacado, siendo el primero en recibirlo en Artes y Humanidades.
“Me llena de gusto porque es pretexto para que se ponga contenta mi familia y para celebrar después con mis amigos, en Mérida. Por supuesto, me honra, pero tengo aquí muchos amigos, de disciplinas diversas, que pudieron haber ganado el reconocimiento que este año me han dado solamente a mí. Hace unos años, por ejemplo, Arturo Gutiérrez Plaza, poeta y escritor venezolano que quiero y admiro muchísimo, fue objeto de un reconocimiento similar. No pienso, no puedo, compararme con gente de ese calibre, pero agradezco a la Universidad de Cincinnati, y lo agradezco mucho, este momento”, dice Iris, quien estudia el Doctorado en Lenguas Romances en la UC.

Dices que la poesía es la que dicta, que si tienes que hablar de amor y no de otra cosa, lo harás, pero que antes leerás toda la poesía amorosa del mundo para “reconocer tu propia estirpe”. En tu caso, ¿en qué estirpe te ves? ¿a quienes analizas “como el boxeador que ve vídeos de un rival o de sí mismo” para reconocerse?

Si bien creo que todo poeta pertenece a una estirpe, a cierto grupo de voces en el concierto de la poesía, pongo atención a muchos otros con quienes me identifico en modos diferentes. Con algunos, con los que siento afinidad inmediata, me une un tono que siempre lleva alguna cercanía temática, verás: soy un poeta que habla, siempre o casi siempre, del amor, y creo que por ello tonos como los de Pedro Lastra, Eugenio Montejo, Bonifaz y a lo lejos (pero cerca) los de Catulo, Propercio y Garcilaso, por ejemplo, me resultan familiares. Con otros poetas me unen otros temas o el modo de concebir el acto poético: Gastón Baquero y su modo de pensar en él mismo como poeta y en la poesía misma; Rilke y su manera de abordar la belleza, que es otra de mis obsesiones vitales, y Chumacero con su concepción del poema como escultura verbal, me vienen a la mente. Otros escritores, poetas o no, pero sobre todo poetas, me enseñan a leer literatura tanto como a descifrar el mundo mismo: Borges, Pessoa, Elizondo, Paz. y algunos últimos son la revelación de lo que uno no será jamás: Lizalde, Watanave, Rosamel del Valle, Sánchez Peláez. y también los siento imprescindibles por eso: me señalan mi identidad y me arrojan a la sorpresa, me revelan los matices de una voz o una visión ajena. Por supuesto, todo esto cambia conforme va cambiando uno. Algunos poetas dejarán con el tiempo de serme tan cercanos. Otros llegarán después, otros siempre estarán allí…
Sobre aquel texto tuyo de ¿Para qué sirve la poesía?, dice que “sirve para revelarnos nuestra naturaleza; pero al compartirlo, ¿estamos revelando también la naturaleza del otro? Si escribes para que “valga la pena vivir”, los demás, al leerte, ¿también comprenderán que vale la pena, que la poesía lo vale?
Esta pregunta la puedo contestar no como poeta, sino como lector: mi vida ha sido marcada por poemas. He leído cosas que me han cambiado para siempre. Existen textos que todavía, cada vez que los frecuento, me revelan cosas de mí, me impulsan a mirarme desde ángulos distintos, y a entender el mundo de otro modo.

Hablábamos el otro día de los “seudopoetas” que tanto te enojan, que se proclaman poetas pero no respetan la poesía. ¿Cómo reconoces a un verdadero poeta? ¿Es aquél con el que te identificas? ¿Y si no te identificas o no te dice nada, es un mal poeta?

No confundamos: un poeta distinto a mí es eso, y eso no es malo. Muchos poetas hay que hablan de cosas que no me obsesionan, con voces muy lejanas a la mía, y terminan por fascinarme. Pienso en Juan Ramón Jiménez o en Unamuno y sus problemas con Dios, que es algo que no me quita el sueño, y pienso en la etapa surrealista de Lorca. Son grandes muy distintos a mí que admiro profundamente, de modo que mi valoración de un poeta no tiene que ver con que se identifique conmigo, o yo con él o ella.
Un mal poeta es un poeta que hace mal su trabajo (esto es más complejo para definirse, pero hay casos muy sencillos, ejemplos visibles todos los días), que escribe mal, que no logra poner el concepto en el recipiente, en la forma que le corresponde, de modo que aunque su tema me interese, me mantiene lejos su manera y me le acerco poco, lo veo de lejos. (Ojo: muchas veces el lector es el que falla. El tiempo acomoda las cosas).

Los seudopoetas son un asunto paraliterario, externo: esos son los disfrazados. No son poetas ni les interesa la poesía ni nada cercano a ella, sino lo que usan un disfraz de rimador para tomar lo que, a veces, de ella viene: reconocimiento, alguna fama, a veces dinero y cosas por el estilo. Esos son los que suelen engordar las listas de poetas en todas las ciudades del país, del continente y del mundo. Son generalmente los más ruines. Suelen -así se les puede reconocer, casi nunca falla- ser los más politiqueros, y viven preocupados de su fama más que de su prestigio o de su misma obra. Son falsos artistas con agenda de conveniencias extraliteraria, son escritores de pacotilla. De esos sí hay que alejarse al momento mismo de identificarlos, por higiene, por buen gusto.

Decías que dominar la forma poética es llegar a ese virtuosismo que tiene Maradonna para el fútbol o tu mamá, que no mide la sal en la comida y le queda perfecta; es decir: que el poema te pida algo y no haya intermedio entre esa necesidad estética y el recurso que la llena. ¿Dirías que ya has llegado a este punto?
Para nada y, la verdad ni siquiera aspiro a llegar a ello. Yo creo que el escritor llega al punto, acaso, de identificar inmediatamente qué es lo que el poema necesita, pero no conozco a ninguno (poeta en serio, cuando menos) que no escriba borradores. A lo que me refiero con los ejemplos sencillos de Maradonna y de mi madre es que el poeta conoce de pronto su instrumento y ya no piensa en usarlo: lo usa y ya. Explora, juega, se divierte y de todos modos perfecciona, borra, duda. Es dueño de su juego pero no del campo, de su sal pero no del calor del fuego, de su voz pero no de la poesía. Puede llegar a ser diestro, pero no, jamás, debe pensar que superó al poema, que lo tiene dominado.

Sobre escribir por catarsis, decías que luego falta corregir “no para cambiar el poema, sino para hacerlo tener su verdadero rostro… “quitarle al canto todo lo que sea grito”. ¿Corriges mucho en busca de la estética? ¿Qué pasa con esos versos que nunca te terminan de convencer?
En mi caso, el poema surge a partir de una búsqueda tonal y rítmica: no tengo mucha idea de lo que voy a decir, y no me interesa. Estoy pensando en un ritmo, esa especie de tralalá que se hace sílabas que luego son palabras que se vuelven versos y al final son un poema. Creo que es esta intención sonora la que me obliga a corregir tanto. Yo escribo poco, corrijo mucho y tomo mucho tiempo en ello. Trabajo con mucha calma, pero con mucha emoción.

¿Cómo te ha ayudado alejarte del ambiente literario de Mérida? ¿Te alejaste por salud mental en parte? ¿Por qué elegiste una universidad en EE.UU. y no en América Latina? ¿Te interesaba buscar otro sonido en otro idioma?

La experiencia de estar lejos ha sido infinitamente enriquecedora. Desde Mérida, que tiene una vida literaria ocupada, ajetreada digamos, y no por ello siempre buena, como bien se sabe, a veces me costaba trabajo ver más allá de lo local. Durante mi vida allí, pensar en lo nacional era ya un acto liberador. Ahora, desde Cincinnati, pero antes desde Nuevo México, entiendo que pensar en lo nacional es también ocuparse de un fragmento del espectro poético del idioma, y de lo universal. Parece obvio, pero no lo es tanto. Yucatán tiene un ambiente literario demandante, lleno de personajes y grupos cuyo número contrasta con la cantidad de obras duraderas, en cualquiera de los sectores. pero eso pasa siempre, en todos lados, y en todo momento histórico. Por eso es importante, o al menos ha sido importante para mí, salir un rato a discutir con otra gente. Para ver cosas distintas pero también a veces para ver lo mismo, de distintos modos.
Estoy en Estados Unidos porque así se dieron las cosas, la verdad es que una bella conjunción de azar y esfuerzo son la mejor explicación de mi camino vital hasta ahora. No me arrepiento de nada: mis amigos poetas en lengua inglesa me han enseñando mucho, y mis amigos poetas de otros países hispanohablantes, también.

Admiras a Wagner y Mahler, y te gusta el jazz. Tomando en cuenta que buscas el ritmo en tus poemas, ¿cómo influyen en tu escritura?

No sé bien si los compositores que escucho hayan influenciado mi poesía, pero estoy seguro de que mi propio trabajo es, en un principio, musical: escribo con las orejas. Algo debe estar unido a esos nombres, pero no soy consciente.

¿Seguirás buscando publicar fuera de Yucatán? ¿qué te haría regresar para ejercer como maestro y escribir poesía? ¿entrarías a otro concurso como el de Poesía Mérida, que ganaste en el pasado, o prefieres otros concursos o convocatorias fuera de aquí?

Respondo con cuidado: como ser humano soy yucateco, pero como poeta soy hispanohablante. Creo que cualquiera puede entenderme: no quiero publicar solamente, ni primordialmente, en Yucatán, pero por supuesto que me interesa mucho publicar en el Estado: no lo desprecio ni mucho menos. Hay en él gente que admiro y respeto, con los que quiero seguir colaborando o empezar a colaborar. Soy egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), uno de los orgullos más altos de mi vida. Que yo sepa, no hay poeta que tenga como sueño publicar ni ser leído solamente en la ciudad en la que vive o vivió.
En mis planes a mediano plazo está regresar a Yucatán. Pero uno no hace lo que quiere sino lo que puede, de modo que no sé qué responderte más que eso: yo quiero volver, en el futuro, y acaso en el futuro cercano. Ya veremos si es posible. No depende completamente de mí: uno debe buscar empleo y conseguirlo, por ejemplo. No tengo, nadie tiene, todas las respuestas.

Un doctor es responsable de una vida, un albañil, de una casa; el paciente se muere si el médico falla y la casa se cae o se llueve si la hacen mal. ¿De qué es responsable un poeta?

Un poeta es responsable de sus palabras y de las palabras. Si hace mal su trabajo ciertamente no se muere nadie, pero si de pronto todos los poetas del mundo hicieran mal su trabajo, el mundo sería menos habitable, sería un sitio todavía más terrible. El poeta, el artista, es el que guarda el lenguaje y lo hace ir hacia otros sitios: hace sensibles a los demás. Sus responsabilidades especificas varían según el contexto: a veces ha sido el que narra las batallas, a veces el que habla de la paz en medio de la guerra, a veces el que sirve de conciencia, a veces el que guarda la memoria.El doctor es responsable de una vida, el albañil de una casa, el poeta, de algún modo, trabaja con las palabras que le dan sentido a esa vida y que hacen que esa casa sea más que una estructura: la poesía, con su forma, se encarga de agregar significado al mundo. Nada menos. La responsabilidad no es poca.- Patricia Garma (pgarma@megamedia.com.mx).

Autor | Reconocimiento
El yucateco acaba de recibir el premio más prestigioso para un estudiante internacional de postgrado de la Universidad de Cincinnati (UC).
Artes y Humanidades
No es la primera persona de México en recibir este premio, pero sí es el primero en recibirlo por Artes y Humanidades, pues este 2012 es el año inaugural de esta división en la UC.
Competitivo
El reconocimiento internacional de excelencia es históricamente muy competitivo. Se recibieron más solicitudes de este premio que para cualquier otro, según le informó al yucateco la UC.
ProyectosManuel Iris es coordinador de un libro de ensayos sobre Alí Chumacero, que espera salga pronto, y escribió un libro de poesía sobre jazz, junto con el poeta brasileño Floriano Martins, también por publicarse aún.LogrosEn lo artístico, “estoy no satisfecho pero sí contento con unos pocos poemas que me parecen decorosos, legibles. En lo académico, me hace feliz pensar en lo mucho que he descubierto que necesito aprender, y en la certeza de que la docencia, la academia, es una de mis vocaciones. Ya en lo personal estoy contento, siempre, por la enorme cantidad de gente que puedo contar entre mis amigos. Soy una persona rodeada de cariño, y eso no es poca cosa, me hace muy feliz”.

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