Como cada año, el mes nacional de la poesía llega para todos aquellos a quienes, en Estados Unidos, gustan de escribir y leer poemas. Las bibliotecas y centros culturales se llenan de libros y menciones de poetas, cuando no de los poetas mismos llevando a cabo lecturas, conversaciones, conferencias, o firmas de libros. Las redes sociales se llenan de bienintencionados retos de escritura (un poema diario, por ejemplo) y de citas de poemas muy conocidos o muy oscuros. Quien se dedica a la poesía en este país está, por supuesto, muy ocupado en el mes de abril.
Todo esto son celebraciones públicas y necesarias de un arte que, como cualquier otro ejercicio espiritual, se realiza fundamentalmente en la privacidad. Quiero decir con esto que, aunque uno escriba o piense en poemas en la compañía de otros en una universidad, un taller literario, o un retiro de escritura, la experiencia poética es esencialmente individual, íntima. Por ello quiero hablar, aunque brevemente, de algunas cosas que creo que los poetas, lectores, e instituciones culturales de todo tipo deben tomar en cuenta durante el mes de abril.
Una muy buena manera de apoyar a poesía es pagarle a los poetas por las cosas que hacen, incluso si las cantidades son simbólicas. Tristemente, muchas instituciones culturales piensan que cuando un poeta se presenta gratuitamente en su recinto, han sido ellas quienes han hecho el favor de recibir al artista, de mostrar su trabajo, de darle un espacio; cuando en realidad son ellas quienes reciben el favor del tiempo del poeta.
Para seguir leyendo, haga click aqui
No comments:
Post a Comment