Tuesday, September 27, 2016

Participación en el Festival internacional de poesía de New York, Las Américas.



Gracias a la invitacion del escritor Carlos Aguasaco, participaré el Festival internacional de poesía de Nueva York, Las Americas (The Americas Poetry Festival of New York), del 12 al 14 de Octubre de este 2016.

Me emociona mucho la posibilidad de compartir con poetas de varias partes del mundo, y de ser parte de un evento de tal importancia.

Para consultar información acerca de fechas y sedes puede  se puede acceder a la página oficial del festival o consultar el siguiente poster:











Decir la verdad




Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras que tampoco he dicho.

Wislawa Szymborska



—Yo sé quién soy — respondió don Quijote—

Miguel de Cervantes





Hace unos años, en Cincinnati, tuve otra vez la urgencia de llamarle por teléfono a Armando Romero. No era para pedirle orientación con mi tesis doctoral—Armando era mi asesor—sino para preguntarle sobre un poema, sobre la escritura de un poema. Tampoco era una consulta técnica: no se trataba de “resolver” el poema, sino de concebirlo. Andaba inseguro de mi camino, de mis decisiones poéticas, que a estas alturas son decisiones vitales.

Armando me dijo: “Uno solamente puede hablar de lo que es, viejo. No hay otra opción. Si uno se empieza a inventar mascaras para escribir…”

Me es imposible recordar la conversación completa, pero sé que fue la reafirmación de algo que yo mismo he recomendado: hay que hablar de lo que se necesita hablar, antes que de cualquier otra cosa. Aquella tarde, estando inseguro acerca de la “relevancia” de los temas que me obsesionan (el silencio, la muerte, la belleza, el deseo…), la voz de Armando me regresó las certezas de que todos los temas pueden ser poesía, y de que cada quien explora su propia humanidad como le corresponde, o como puede.

Escribo esto porque veo muchos poetas jóvenes angustiados porque hablan de temas “ya superados”, y porque veo frente a ellos a otros, muy seguros de sí mismos, a los cuales hablar del alma les da “ternurita” y la mención de lo bello les provoca arcadas, o carcajadas. Estos últimos hablan siempre con seguridad y no pocas veces con condescendencia.

Allá ellos.

Yo creo que no hemos superado la muerte, ni muchos otros temas.

Creo que la belleza sigue siendo un misterio y que la trascendencia (lo digo de nuevo: la trascendencia) se revela en los cuerpos.

Creo que el tiempo todavía nos inquieta, y que la poesía es un modo de perpetuar lo que amamos.

Creo en el amor en el poema.

Creo en el poema como un camino al silencio.

Creo en la voz y en su música.

Creo en la poesía como una forma de la libertad, y prefiero la tontería de hablar de estas cosas a la tontería de no hablar de ellas.

Pero no estoy seguro de tener razón, en todo caso: que cada quien elija su locura.

Metáforas y magia




Tomado de Carruaje de pájaros









Un amigo me ha pedido que le explique lo que es una metáfora. Al hacerlo he caído en cuenta de que el fenómeno se puede, y creo que siempre se debe, explicar de dos maneras. La primera es la normal y programática que aparece en los manuales de literatura: metáfora es—dice la RAE— la “traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita, como en las perlas del rocío, la primavera de la vida o refrenar las pasiones”. Una explicación más sencilla dice que la metáfora es una comparación a la cual se le ha eliminado el “como”, de modo que en vez de decir “ella es como la calma”, se puede decir “ella es la calma” y se habrá pasado, aunque mecánicamente, del símil a la metáfora. O sea: hemos transitado de la enunciación de un parecido a la fundación (o descubrimiento, al menos) de una insospechada identidad. Esta nueva naturaleza que suma sin confundirlas otras dos es lo que me mueve a hablar de la metáfora no como figura retórica, sino como acto de magia.


Eso: una metáfora es un acto de magia. Es transformar un objeto en otro más allá de sí mismo, sin que deje nunca de ser lo que es. Cuando se dice que “el mundo es un escenario” el sujeto de la oración es “el mundo”, pero éste empieza a ser, simultáneamente, “un escenario”: se ha sumado a su esencia primigenia una segunda, insospechada. El mismo objeto es, sin cambiar su apariencia exterior, también otro.


Vista así, la metáfora funciona de modo muy cercano al rito. Pensemos, por ejemplo, en la consagración de la hostia antes de la comunión en una misa católica. Cuando el sacerdote declara que el pan es ahora igualmente el cuerpo de Cristo (instante en que sucede la llamada transustanciación, el cambio de naturaleza del pan), en la mente y en el alma de los creyentes efectivamente el pan, sin dejar de ser pan, se convierte en algo más allá de eso. La transformación ha sucedido pero el objeto, en su materialidad, sigue siendo lo que era.


Otros ejemplos pueden ser bautizo religioso y el rito de iniciación masónico. En ambos el sujeto termina por ser otro, por convertirse en otra cosa, sin dejar de ser quien es. Incluso puede decirse que ahora es una versión más pura o perfecta de sí mismo. Se ha añadido algo a su esencia para desnudarla, para hacerla más pura.

Prácticamente cualquier otro ritual funciona con el mismo principio, con esa misma contradicción fulgurante que palpita en el centro del pensamiento religioso, en la magia y en la poesía.

Si le creemos a la cultura popular, los magos usaban palabras mágicas para transformar objetos. No me parece aventurado decir que casi todas las veces la transmutación del objeto no afectaba su apariencia sino su esencia, su significado. La metáfora fue, y sigue siendo, el primer encantamiento. El conjuro, la plegaria y la poesía están llenos de metáforas como base y fuente de su artillería retórica. Dicho de otro modo: la metáfora es la magia popular, el conjuro cotidiano.


Lo que para la lógica es un error imposible, para la metáfora es vital: lograr la fértil contradicción de concebir un objeto que también es otro al mismo tiempo sin confundirse con él, ni fundarse en un tercero que elimine a los que lo han generado.


Por supuesto, podemos argumentar que la metáfora no transforma el objeto sino su percepción. Es decir: que no afecta lo que nombra, sino a quien la pronuncia o la escucha. En realidad, no importa: de cualquier modo ha sucedido una transformación esencial. Tal vez, inocente y ególatra, el mago solamente puede transformarse.

Una enorme cantidad de metáforas han pasado a formar parte del habla cotidiana (estar en la flor de la vida, ser su vivo retrato…) y tras ser dichas y redichas han dejado de sorprendernos . Pero basta bajar el ritmo, abrazar la lentitud y mirar con otros ojos esas frases para revivirlas o para entrever su otrora nueva belleza. Su magia se ha quedado entre nosotros y la hemos adormecido, tal vez para despertarla luego.

Finalmente, sólo una cosa es definitiva: es imposible regresar de la metáfora a lo que antes se ha sido. Ni el mago (si lo que cambia es el mago) ni el objeto (si lo que cambia es el objeto) pueden regresar a su estado pre-metafórico. Tocados por la poesía no pueden mirar atrás porque, si bien el poder de ésta es sutil, es también irreversible.


No poder volver —le digo al amigo que me preguntó—, tal es el precio de esta magia humana.

Acerca de las lecturas en Europa



Una nueva revista online llamada Marcapiel me hizo hace unas semanas una entrevista acerca de las lecturas de poesía que tuve durante el verano en Praga, Cracovia y Viena.  Hablamos, por supuesto, de muchas otras cosas.

Dejo la primera pregunta y su respuesta:



MPL- Primero que nada queremos felicitarte por tu reciente visita a Europa para leer poesía, cuéntanos algo de esa experiencia, ¿Cómo se da esto?


MI: Ha sido todo una consecución de bellas sorpresas. Cada una de las lecturas ha sido distinta en su organización y público. La de Praga fue organizada por el Centro Cultural Latino de Praga, al cual asistió público hispanohablante y algunas otras personas para las cuales hice mis comentarios en inglés. La embajada mexicana en la republica Checa ayudó en la difusión del evento e, incluso, por no poder asistir, el embajador mexicano, Pablo Macedo, nos invitó a la embajada a visitarlo. La visita a Praga estuvo llena de atenciones.


En Cracovia castillo-cracoviatodo fue organizado por la poeta, traductora y profesora polaca Marta Eloy Chichocka, quien igualmente invitó a participar a varios poetas polacos reconocidos, de diversas edades. Pude escuchar la versión polaca de mis poemas, y conocer a las traductoras de los mismos. La oportunidad de compartir con poetas ya formados, pero de un contexto enteramente distinto, como lo son Michael Sobol o Joanna Oparek, por decir algunos nombres, ha sido invaluable. Cracovia fue de mucho aprendizaje, y es una ciudad sorprendentemente hermosa.



Por su parte, Viena me dio la oportunidad de reencontrarme con un viejo y querido amigo, el guitarrista Francisco Méndez, que ahora es maestro en el conservatorio de esa ciudad. Paco y yo estudiamos juntos la secundaria y somos parte de un muy cercano grupo de amigos incondicionales. Las lecturas con Paco fueron muy distintas, puesto que él improvisaba en la guitarra mientras yo leía los poemas en español. Algo inesperado sucedió: el público vienés se quedaba colgado del sonido de la guitarra, y de las palabras que no entendía. Nunca he sentido tanto silencio, tanta atención en una lectura. Luego la gente de verdad aplaudía y pedía más poemas. Ha sido una cosa muy especial y muy bella esa experiencia. Las lecturas en Viena fueron más un performance de sonido y música. Por supuesto, antes de leer comenté los poemas en inglés. Afortunadamente, algunas personas hablaban español.



La entrevista entera puede consultarse haciendo click AQUÍ





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