Ahora me toca hablar de
Overnight medley, libro de poemas que tuve el gusto de escribir con mi admirado amigo, el poeta brasileño Floriano Martins. La idea del libro, largamente
rumiada por nosotros, fue crear un conjunto de poemas sobre jazz.
Overnight medley se divide en cuatro secciones. Las primeras dos, tituladas Foofprints y Giant Steps, escritas por mí y por Floriano respectivamente, tienen cada una diez poemas en que se habla de compositores o interpretes importantes de la historia del jazz.
My favorite things, la tercera sección del libro, está hecha de poemas escritos a partir de una pieza determinada. Sin embargo en los poemas no se habla de la pieza misma sino que hemos hecho, a partir del estímulo musical, un ejercicio de escritura a cuatro manos a modo de improvisación.
Overnight medley se divide en cuatro secciones. Las primeras dos, tituladas Foofprints y Giant Steps, escritas por mí y por Floriano respectivamente, tienen cada una diez poemas en que se habla de compositores o interpretes importantes de la historia del jazz.
My favorite things, la tercera sección del libro, está hecha de poemas escritos a partir de una pieza determinada. Sin embargo en los poemas no se habla de la pieza misma sino que hemos hecho, a partir del estímulo musical, un ejercicio de escritura a cuatro manos a modo de improvisación.
Si en las secciones anteriores se habla sobre
jazz, en la tercera el jazz de algún modo sucede.
Es un jam session.
La cuarta sección del libro, titulada Don’t eat the yellow snow, es un diálogo entre Floriano Martins y yo, sostenido casi al momento de escribir el libro, acerca del proceso mismo de su escritura.
La cuarta sección del libro, titulada Don’t eat the yellow snow, es un diálogo entre Floriano Martins y yo, sostenido casi al momento de escribir el libro, acerca del proceso mismo de su escritura.
Todos los textos del
libro aparecen en español, portugués e inglés.
La contraportada ha
sido escrita por el importante pianista de jazz brasileño Jovino Santos Neto.
El libro ha sido
publicado en Brasil por ARC Edições.
Algunos poemas del libro
Round
midnight
Manuel Iris
And I lost in the morning mist
of an age at a riverside keep
wandering in the mystic rhythm
of jungle drums and the concerto.
of an age at a riverside keep
wandering in the mystic rhythm
of jungle drums and the concerto.
Gabriel Okara, Piano and drums
El Arquitecto calla, piensa. Planea
juntar las puntas de la media noche
para hacer de nuevo el puente
entre tu voz y tu verdad primera.
...el
inicio es torpe. Borro y escribo:
Thelonius
Monk ató puntas de la media noche
para tender la melodía que funciona
como puente de tu voz
al grito primigenio.
para tender la melodía que funciona
como puente de tu voz
al grito primigenio.
Acaso
ha mejorado. Sigo escribiendo pero entonces apareces. Entras al cuarto
y a pesar de que te veo de frente, prefiero la otra imagen que hay en el
espejo, la variación del vidrio boquiabierto junto a ti.
...me
detiene boquiabierto: evidente efectismo. Pongo de nuevo esa
canción del Arquitecto y dejo que te vayas. Continúo:
Thelonius
Monk ha atado los extremos de la media noche
para iniciar la variación de los andamios
que se alargan de tu hablar
a tu gemir de orgasmo al primitivo
tiempo de los otros los pre-humanos
que se aman contemplando el fuego
para iniciar la variación de los andamios
que se alargan de tu hablar
a tu gemir de orgasmo al primitivo
tiempo de los otros los pre-humanos
que se aman contemplando el fuego
Thelonius
Monk armó la media noche circular
y entonces la ternura más rudimentaria
se apropió de ti te convirtió en la imagen
del primer amor que es casi el eufemismo
de quedar en celo es casi ronda casi
día siguiente
y entonces la ternura más rudimentaria
se apropió de ti te convirtió en la imagen
del primer amor que es casi el eufemismo
de quedar en celo es casi ronda casi
día siguiente
...la
canción termina pero alguna variación es todavía posible. Callo. Imagino al
arquitecto componiendo partituras que sirven nada más para salir o para entrar
en ellas. Pongo play:
pensaba
unir las puntas de la media noche
y la ternura más homínida posible
el más elemental amor te vio las manos
y pensó en dejarlas en la piedra para siempre
en invocarte como a la cacería y te volvió rupestre
y te dejó en la cueva del amor original
del eufemismo de quedar en celo
de ser Thelonius Monk haciendo los andamios
que se alargan de tu voz a los aullidos de tu risa
hacia el temblor de orgasmo
y vas del piano al tambor y vas también
en dirección contraria
unir las puntas de la media noche
y la ternura más homínida posible
el más elemental amor te vio las manos
y pensó en dejarlas en la piedra para siempre
en invocarte como a la cacería y te volvió rupestre
y te dejó en la cueva del amor original
del eufemismo de quedar en celo
de ser Thelonius Monk haciendo los andamios
que se alargan de tu voz a los aullidos de tu risa
hacia el temblor de orgasmo
y vas del piano al tambor y vas también
en dirección contraria
Caigo en cuenta
de que el puente es una forma de la eternidad
que el Arquitecto escribe los reflejos de tu rostro
cuando entras por la puerta tu precisa variación
tus puntos tus momentos de llegada
o de partida.
Hermeto Pascoal
Floriano Martins
el músico quiere beber
un té de vísceras las entrañas del
mito pajarito flotando nubes
frunciendo la cabeza del azar yo juro que vi lo que nadie
podía el universo soplado al
revés la tarde cocida en la boca del sapo
silueta del sonido que sólo podemos hacer juntos
yo me quedo así solo de ver el cielo deshojado por dentro
el trébol de cuatro quimeras que iba a ser y no
fue escondió el pasto dentro del bolso
donde yo te fui a buscar la sorpresa había encantado otro nombre
un tufo de luz cavilando en la oscuridad
la fiesta cribando ritmos por todo el caserío
yo crié mis niños para que el viaje devore su propia cola
la flauta que soplé en el corazón yéndose de Cannoball Adderley fue para
decirle que se sintiese libre de irse o quedarse
y dicen que dios es intocable
quien quiera una capilla plantada en el varal que venga a beber el sol en
la palma de mi mano
yo toqué la tuba dentro de la escaleta la tetera
imitando un quiosco místico cigarras solfeando el
milagro de la existencia
yo fui pegando los pedazos del mundo que nadie supo mascar
deletreando el pabilo de los desencuentros
oyendo la sinfonía que alguien dejara de escribir
nunca supe amar la vida de otra manera ella
siempre diciéndome toque un poquito
más yo fui su bebé en todo
irreductible sed no sé parar de nacer
So sweet
my little girl
Martins & Iris
Si tengo suerte
un verso que no he dicho va a reír en tu muñeca
como si fuera una pulsera loca un adelanto
de la lluvia triste de la urgencia de que sigas
de que nunca sepas lo que esconde esa mañana
que bajaste de un columpio sin sentir
esa niñez que habías dejado atrás
ve buscar tu larga risa que repite sin cesar los cuadernillos del misterio
por las alfombras del mismo sueño mi dulce niña siempre
cuida calentar las piedras de la lluvia el mar que
golpea su ventana las pocas notas del relámpago
el olvido que se hace encanto y siempre regresa a la misma puerta
en que una vez lloraste por un globo un pajarito muerto
era ese llanto repetido y monótono de una tristeza ciega
y no lloraste así cuando bajaste del columpio
y te quedaste allí por siempre
balanceándote mi niña triste y dulce
trilce
niña mía
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