Tomado de: Jornal de poesia
El poema es una cosa que será, declara seminalmente Altazor. Con ello deja claro que el poema no es una realidad terminada, finita y cifrada, sino una criatura que se abre y cambia, creada con una intencionalidad que su inventor, acaso, desconoce o traiciona.
Poética de la revelación
Hacer poesía para Gutiérrez Plaza no es una forma de conocimiento sino de aprehensión, por eso mismo no funda el ser a la manera Heideggeriana, sino que lo da por existente, por ya fundado, y lo revela desnudando una realidad, un ángulo del objeto que antes del poema pasaba desapercibido.
Es claro que no estamos frente a un poeta adánico que nombra por primera vez las cosas para dejarlas siempre primigenias dentro del poema, sino frente a uno que asume que las cosas tienen nombre desde antes, que existen fuera del texto y que allí, afuera, es donde realmente están. Luego las observa, les cambia el significado y construye el poema, que es un camino que sale del hablante hacia la cosa misma, ya percibida diferentemente. El final de este proceso es lo que yo denomino revelación.
A manera de ejemplo de lo anterior podemos mencionar título de su segundo libro, Principios de contabilidad, título en el cual el discurso poético se nos revela como si —en palabras de Eugenio Montejo— [E]l autor aspirase a crear desde el espacio lírico un minucioso registro, un recuento de los hechos del mundo que han acompañado su vida… y esto es precisamente lo que vemos en el libro, poema por poema: un inventario de objetos-evento que se han querido visitar desde un ángulo determinado, para salvarlos del tiempo y del olvido.
Las telarañas desconocen
su propia geometría.
Una moneda que pasa de mano en mano,
el vaso compartido con la boca anónima e indecisa,
el departamento que custodia celoso
las manías de antiguos inquilinos,
las comunes páginas de los libros,
el poema leído, a una misma hora, en distantes latitudes.
Como puede verse, los objetos cotidianos son ellos mismos: el poeta ha variado solamente en ángulo con que son percibidos y nos dirige, a partir de esta mirada suya, hacia ellos. Ahora bien, si la poesía radica en el evento extratextual, por esto mismo es susceptible al tiempo y al olvido: es el instante. La labor del poema es apresar lo efímero. Congelar el vuelo del insecto —y no al insecto mismo ni a su esencia— en el ámbar verbal, es su función primordial. Explico más claramente: la poesía de Gutiérrez Plaza no busca eternizar la esencia del objeto, sino congelar un solo instante del objeto en uno solo de sus ángulos, que ha seleccionado el hablante lírico.
Esta concepción del poema como “ámbar verbal “ surge porque el poeta está consciente de que todos los fenómenos son contingentes y de que el poema, al hablar de ellos, se refiere solamente a alguna de sus manifestaciones, no puede hacer otra cosa. El breve poema Las cuatro esquinas del horizonte es un ejemplo claro de esta intención de atrapar el instante. Lo cito entero:
A saber, son cuatro los puntos cardinales:
el espejo de enfrente,
el grabado de Picasso —Los amantes,
reflejados en él—,
los libros apilados a la derecha de esta cama
y tú, recostada a mi lado
anunciando el amanecer.
En su primer libro, Al margen de las hojas, un Arturo Gutiérrez Plaza que ya sentaba las bases de su proyecto poético, expresaba de este modo su preocupación por el paso del tiempo:
Recuento
El hecho es que estoy vivo
Que hace tan sólo cinco minutos,
un libro en la página 39.
El hecho es que la nevera no estaba vacía
Podemos leer que los objetos-eventos, como hemos dicho antes, no han sido transformados en su esencia. Aquí puede rastrearse algo de la tradición literaria de Gutiérrez Plaza: su creencia (legible en su poesía) de que todos los fenómenos, objetos en el mundo, tienden a una realidad inmediata y primigenia, irreductible, que los ata a la naturaleza misma, y la certeza de que esta realidad es por sí misma poética, está presente en Eugenio Montejo, poeta conocido, admirado y estudiado por Gutiérrez Plaza, que hermosamente llama terredad a esta naturaleza primaria y última, terrena, de las cosas.
Sin llamarle terredad, el poeta que aquí analizo busca también referirse a esa primera naturaleza de las cosas. Lo hace, sin embargo, con conciencia de que solamente puede apresarse el instante, lo efímero, en el poema. Asistamos a dos fragmentos del poema Las piedras:
De las piedras se habla con envidia,
quizás, porque ellas no hablan.
Obviamente, todo esto es mentira.
Si se agrupan lo hacen
De ellas se escribe siempre
Su aparente mudez
Pasar en limpio: las reescrituras
Hablando de los objetos, el poeta no puede olvidarse de que el poema es también un objeto en el mundo, y como cualquier objeto es susceptible al tiempo y al olvido. Pero también, como cualquier objeto, puede ser visto y recreado por el poeta. Ésta es la explicación que propongo a la costumbre, casi obsesión, que tiene Gutiérrez Plaza por regresar a sus poemas ya publicados e incluirlos en otros libros: inquieto por la idea de que su poesía y los objetos-eventos que ella contiene sucumban ante el tiempo, regresa doblemente al texto (que ya es un objeto) y al objeto-evento al que el texto apunta, y los varía. Por ello su obra poética parece estar compuesta por varios libros que semejan ser capítulos de un libro mayor. Sus poemas y aún sus libros completos son, para utilizar la frase de Eugenio Montejo, cifras de poemas futuros.
Por ejemplo su último libro, antología en la que incluye textos de sus dos libros anteriores junto con otros nuevos, ya desde el título Pasado en limpio, hace alusión tanto al tiempo pasado, como al acto de “pasar en limpio un borrador o idea: todo poema es un borrador que puede ser corregido, del mismo modo que el tiempo pasado es un texto que puede ser alterado. En conclusión, no hay textos ni objetos definitivos y el poema es una forma de memoria. Incluso los epígrafes [3] de este libro dejan clara la obsesión de rescate/corrección que hace Gutiérrez Plaza de sus propios textos.
Dicho lo anterior, nos falta solamente esclarecer lo que, en la poesía de Gutiérrez Plaza, es la función del poeta. He dicho ya que en ella la labor de poeta no es fundar al ser ni descubrir su esencia, sino revelarlo en alguna de sus facetas. Por lo anterior el poeta queda establecido como un observador que, en su labor contemplativa, resignifica el objeto para más tarde construir el poema que sirve al lector como camino al nuevo mismo objeto (o sea, a la poesía) a través de la lectura-mirada del hablante. En Gutiérrez Plaza el poeta es quien puede observar y ofrece, por medio del poema, una revelación inédita de las cosas cotidianas.
Arturo Gutiérrez Plaza es un poeta que responde coherente y consistentemente con su propio proyecto estético, que según mi lectura puede ser explicado dentro de una poética de la revelación en la cual el poema es una forma de memoria.
En esta poética, la poesía propiamente dicha es la realidad extratextual, el evento-objeto visto en uno sólo de sus ángulos posibles, al cual el lector es dirigido mediante el poema, que es una suerte de medio, un camino construido por el poeta quien es, en esta dinámica, el revelador de los objetos en el mundo. Tales son las definiciones de cada una de las partes de este sistema poético. Ahora, a partir del entendimiento cabal de esta estética puede explicarse el porqué de su tono coloquial, objetivo, y su temática circunstancial, exteriorista, sin hacer solamente una descripción de estilo.
Debo decir sin embargo que, en varios momentos de la poesía de Gutiérrez Plaza, mi propuesta es rebasada, pues el poeta varía su retorica guiado por intenciones distintas. Aquí hablo solamente de los rasgos generales de su obra que es, por ser poesía, una cosa que será. No queda más que estar pendiente del rumbo que más tarde tome la coherente, verdadera y clara poesía de Arturo Gutiérrez Plaza.
NOTAS
1. Arturo Gutiérrez Plaza. Caracas, 1962. Poeta, ensayista y profesor universitario. Doctor en Lenguas Romances por la Universidad de Cincinnati. Autor de Al margen de las hojas (Monte Ávila, 1991), Principios de Contabilidad (México: CONACULTA 2000), y Pasado en limpio (Equinoccio-Universidad Simon Bolivar 2006). Finalista en el Premio Fundarte 1990, y en el premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde 1993, Premio Mariano Picón Salas 1995, y Premio Hispanoamericano de poesía Sor Juana Inés de la Cruz 1999. Fue becario del Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa, Estados Unidos, en 1997. Entre 1995 y 2000 se desempeñó como director general del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Ha colaborado en diversas revistas venezolanas y de otros países, poemas suyos se han incluido en diversas antologías venezolanas e hispanoamericanas y han sido traducidos a diversos idiomas.
2. En realidad, el corpus de análisis sobre Gutiérrez Plaza es bastante breve, siendo casi todos comentarios o meras notas contextuales sobre su estilo o temática, que coinciden en la importancia de lo cotidiano para el autor. Este texto de Montejo es el único que, a mi parecer, abre la posibilidad de estudiar una estética de su creación. El presente trabajo es, hasta donde tengo noticia, el primero y más extenso sobre la obra de Gutiérrez Plaza.
3. Los epígrafes son los siguientes: no es lo mismo borrar, que hacer borrones; los versos bien borrados salen sin borrador, y los versos sin borrador son todos borrones, de Hernando Dominguez Camargo; [F]or us there is only the trying. The rest is not of our Business, de T. S. Elliot, y [E]l concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio, de Jorge Luis Borges.
Bibliografía
Belmonte, Luis Enrique. “Pasado en limpio, un recuento de causas y presencias” Marzo 3 2009 http://www.ficcionbreve.org/site/contenido.php?id=580
Gutiérrez Plaza, Arturo. Principios de contabilidad. Práctica mortal. México, D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección General de Publicaciones, 2000.
----------------------------- Al margen de las hojas. Colección Las Formas del fuego. Caracas, Venezuela: Monte Avila Editores, 1991.
----------------------------- Pasado en limpio. Colección Poetas del hispanomundo. [Caracas, Venezuela]: Editorial Equinoccio, Universidad Simón Bolívar, 2006.
Montejo, Eugenio. “Cifras de poemas futuros.” Veintiuno. Año 4 No 17 Junio-Julio 2007. 6